El vino en transición: cómo cambian los hábitos y qué podemos hacer
Autor
Gabi Zimmer
Fecha de publicación

El vino está cambiando. No de forma abrupta, pero sí con señales claras: hábitos de consumo que se transforman, nuevas generaciones que llegan con otras prioridades, categorías emergentes que antes eran marginales y hoy se consolidan.
Los datos ayudan a entender el contexto, pero también invitan a leer más allá: ¿qué hacemos con esta información? ¿Cómo la interpretamos desde nuestra práctica, nuestras marcas, nuestros públicos?
El informe de IWSR sobre las tendencias del vino a nivel global presenta un 2025 de desafíos, pero también de oportunidades. Compartimos una lectura propia sobre ocho puntos clave que están dando forma al presente y al futuro del vino.
Menos consumidores de vino, más implicación
La categoría pierde volumen, pero gana en profundidad de vínculo.
Cada vez menos personas consumen vino de forma habitual, pero quienes lo hacen muestran más interés, mayor conocimiento y una actitud proactiva frente al producto. Esto exige una respuesta distinta: no basta con estar disponibles, hay que construir relaciones.
Las marcas que entiendan este cambio y sepan hablarle a una comunidad más pequeña pero más involucrada podrán crecer en valor, aunque no en volumen.
Tendencia a la moderación en el consumo de vino
El vino sigue presente, pero en menos ocasiones.
La salud, la economía y los cambios culturales impulsan un consumo más consciente. Eso no significa perder espacio, sino adaptarse: pensar propuestas que acompañen momentos reales, desde la flexibilidad y la calidad.
La moderación no es enemiga del vino. Puede ser una aliada si sabemos posicionarnos desde el disfrute medido, la historia compartida y el sentido que puede tener una copa bien elegida.
Premiumización sostenida
Menos cantidad, más valor por cada botella.
El informe muestra una caída en los segmentos de entrada y un crecimiento sostenido en los rangos premium y superiores. Esto no implica elitismo, sino otra forma de evaluar la experiencia.
Contar una historia, ofrecer calidad consistente, trabajar la presentación y la comunicación ya no son detalles, sino parte esencial del producto. Y eso aplica tanto a mercados internacionales como a ferias locales, cartas de restaurantes o ventas directas.
Vinos alternativos en alza
Orgánicos, naturales y sostenibles: una categoría que ya no es marginal.
Estos vinos representan decisiones de compra alineadas con valores personales. Y aunque en muchos casos siguen teniendo una comunicación confusa o limitada, su crecimiento es sostenido.
El desafío está en integrar la sostenibilidad como parte de la identidad, no como un claim aislado. Los consumidores buscan coherencia: entre el producto, la forma de producirlo y el mensaje que lo acompaña.
Millennials valiosos para el vino
Una generación que quiere aprender, explorar y conectar.
Ya no se trata de atraer a los jóvenes con campañas vacías o adaptaciones forzadas. Los Millennials tienen poder de decisión y están dispuestos a invertir, siempre que la propuesta sea clara, auténtica y relevante.
Su curiosidad es una puerta abierta para la educación, la diversidad de estilos, el acceso a nuevas cepas y formatos. Y su búsqueda de experiencias es una oportunidad para diseñar recorridos que incluyan el vino de forma genuina.
Auge del vino sin y de bajo alcohol
La categoría se diversifica para nuevos estilos de consumo.
Los vinos sin alcohol y los de baja graduación crecen con fuerza, impulsados por un consumidor que busca equilibrio. Este crecimiento no reemplaza al vino tradicional, pero sí amplía el mapa.
Innovar en este segmento es una forma de decir: entendemos que hay distintas formas de disfrutar, y tenemos algo que aportar también ahí.
Presión financiera y decisiones de compra
El precio importa, pero no lo es todo.
El consumidor de hoy evalúa más, compara más y espera más. Busca información clara, referencias confiables y una experiencia que justifique la inversión.
Eso nos obliga a cuidar cada detalle, desde la etiqueta hasta el servicio postventa, desde la narrativa hasta la calidad del contenido en redes. La confianza es parte del producto.
Retroceso demográfico en el consumo de vino
La base de consumidores envejece y cuesta atraer nuevas generaciones.
Aunque la población adulta crece, cada vez menos personas, especialmente jóvenes, eligen el vino como bebida habitual. No se trata de forzar pertenencia, sino de construir relevancia.
Hablar con otros lenguajes, ocupar otros espacios, mostrar otras facetas del vino puede ser la clave para que nuevas audiencias lo descubran y lo hagan propio.
El vino no está en crisis. Está en transición. Y eso no es una amenaza, es una oportunidad. Los cambios en el consumo son una invitación a salir del piloto automático. A escuchar más, a observar mejor, a crear con intención.
En un mundo que se transforma, el vino también puede transformarse. Sin perder su esencia, pero con la capacidad de volver a empezar.

La transformación digital revoluciona el mundo del vino, transformando producción, ventas y experiencias.